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Sábado 24 de noviembre de 2007

El pasado lunes 19 Rosa Díez presentó en Granada el nuevo partido UPyD: Unión, Progreso y Democracia.

Dicen que este partido, UPyD, es de optimistas. Puede ser cierto, pero yo añadiría que también es el partido de los indómitos, de los que rechazan en voz alta lo que su razón, y su corazón, les señala como inmoral: las formas políticas que dominan hoy en nuestra vieja España.

Por eso participamos en este proyecto: porque creemos, como dijo Rosa, que nuestra democracia necesita regenerarse, y porque somos los ciudadanos, los mismos que con nuestra lucha conseguimos nuestra joven democracia, los que debemos, otra vez, luchar por ella.

En su intervención, Rosa Díez nos fue desgranando lo que son las propuestas de este partido: recuperar la concepción de una sociedad de ciudadanos iguales ante la ley, sin viejos -ni nuevos-privilegios; corregir la deriva nacionalista; recuperar el lenguaje corrompido por políticos para los que el poder ha sustituido como objetivo en sí mismo a su concepción como herramienta al servicio de la ciudadanía; reformar la Constitución, la Ley Electoral, la distribución de competencias entre Estado y Autonomías; acometer una reforma profunda de la educación pública que frene su manipulación política y religiosa...En definitiva, propuestas para un viejo país que no se merece de nuevo otra larga noche sin libertades, donde los que más tienen vuelvan a recibir más, donde se renuncie al principio de solidaridad y a la concepción de la Educación como herramienta de superación y corrección de las desigualdades sociales, de formación de ciudadanos críticos e iguales.

No fuimos muchos los que oímos sus palabras. El salón estaba lleno, pero era pequeño. Así comienzan los grandes proyectos: contra un muro de contención que intenta aplastar las voces críticas, las que buscan despertar a una sociedad para que se movilice como ciudadanía en defensa de su libertad y sus derechos, ejerciendo un control activo de sus políticos.

Por eso un puñado de ciudadanos hemos decidido integrarnos en este nuevo partido, y por eso estuvimos con Rosa el pasado lunes. Sabemos que somos pocos, sabemos que tenemos en contra poderes enormes, para los que la tarea en que nos hemos embarcado es un peligro que, si bien hoy pueden juzgar insignificante, pudiera mañana obligarles a rectificar. En nuestras manos está.

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